martes, 20 de septiembre de 2011

Durante mucho tiempo fue uno de mis mecanismos de defensa, pero ya no soy capaz de sublimar la vida mediante la literatura. No soy ni un emboscado ni un eremita ni un solitario ni nada parecido. Soy un asalariado que pasa el 85% de su tiempo trabajando y durmiendo. A partir de aquí podemos empezar a hablar.